Escultura Romana

Escult omana

El origen de la escultura romana se encuentra en la escultura griega, tanto por contacto directo (en la misma Grecia y en las colonias de la Magna Grecia), como indirectamente a través de la influencia etrusca que bebía de los griegos. Aunque a veces se ha visto a esta escultura como una copia de la griega, la escultura romana supo desarrollar su estilo y sus motivos propios, convirtiéndose en una disciplina original. La escultura romana se desarrolla entre el S.VI a.C. y el V d.C., siendo los materiales más empleados el bronce y el mármol.
El género más destacado fue el del retrato, tanto de cuerpo entero como de bustos que, a diferencia de la escultura idealizada griega, buscaba copiar con realismo los rasgos del representado. También es reseñable la aportación romana en el relieve histórico que se empleaba como decoración de edificios, arcos del triunfo o columnas conmemorativas.
Los dos periodos fundamentales de la escultura romana son la Época Republicana (509 a.C: – 27 a.C.) y la Época Imperial (27 a.C. – 476), cada una con sus características propias. Esta escultura era obra de artistas anónimos ya que en aquellos tiempos el oficio de escultor no era considerado el de un artista sino el de un obrero.